lunes, 12 de enero de 2009

HUMBERTO AK'ABAL

Autor: HUMBERTO AK'ABAL (guatemalteco)

ELLA

Como la luna
detrás de los eucaliptos,
galana y hermosa,
así era ella;
humilde, sencilla, callada,
descalza como mi tristeza.
Sus ojos, maíz negro.
La trajo la mañana
se la llevó la tarde.
El cielo también
se enamoró de ella.

TU RISA

Se derrumban mis oídos
por los barrancos
siguiendo el eco de tu risa.
Deja su aliento de geranios
desparramada en la neblina
junto al manantial de la montaña.
Cómo huele la flor del durazno,
qué dulce el canto del guardabarranca.
Y tu risa derramándose de tu boca
como el agua de tu tinaja.

VIEJO CALLEJÓN

Después de algunos años
volví a pasar
por el viejo callejón.
Lo hallé igual . . .
Y comenzó a retoñar en mí
una vieja cicatriz.

ÁRBOL

Libro verde
árbol poeta
¡cuanta poesía en tus hojas!
Quienquiera
que se pose en tus ramas
se vuelve cantor.

Y TE APAGASTE

Como llamita de candil
después de una noche de vela,
tus ojos fueron perdiendo luz.
Ya no había nada que ver.
Las campanas
dejaron volar
sus aves de duelo.
Y te apagaste.

PARAÍSO

Aquí era el Paraíso.
Maíz, trigo, frijol,
no había fruto prohíbido,
las culebras eran mudas.
Hombre y mujer
hacían el amor sobre la hierba
y se cubrían con el cielo.
Hasta que hablaron
las serpientes.
Prohibieron los frutos
y se repartieron entre sí
el paraíso.